El Obelisco de Buenos Aires: historia y curiosidades del símbolo porteño
Descubre la historia del Obelisco de Buenos Aires: su construcción en 1936, curiosidades arquitectónicas, anécdotas urbanas y su evolución como emblema porteño y punto de encuentro cultural.
Julio, 2025

Introducción
Erigido en el corazón de la ciudad, en la Plaza de la República donde confluyen la Avenida 9 de Julio y Corrientes, el Obelisco es el monumento más icónico de Buenos Aires. Con sus 67,5 metros de altura, no solo marca el centro geográfico de la metrópolis, sino que también funciona como testigo silencioso de su historia política, cultural y social.
Diseño y construcción
La idea surgió en 1935 para conmemorar el 400 º aniversario de la fundación de la ciudad (1536). El arquitecto Alberto Prebisch ganó el concurso con un boceto de líneas puras y minimalistas, inspirado en la búsqueda de modernidad y elegancia. En solo 31 días, un equipo de obreros levantó la obra utilizando piedra blanca extraída de la cantera de Piedra del Águila, en la provincia de Neuquén, al ritmo de jornadas intensivas.
Inauguración y conmemoración
El 23 de mayo de 1936, el presidente Agustín P. Justo inauguró el Obelisco bajo una discreta ceremonia oficial; en la base se colocó una inscripción que recordaba la fecha de fundación de Buenos Aires. Desde aquel momento, el monumento pasó de ser una construcción efímera del centenario a un símbolo permanente de la ciudad.
Papel histórico y eventos emblemáticos
A lo largo de las décadas, el Obelisco ha sido escenario de manifestaciones, celebraciones deportivas y actos oficiales. Durante el Mundial de Fútbol de 1978, fue epicentro de celebraciones masivas tras cada victoria de la selección. También ha sido punto de encuentro en movilizaciones políticas y sociales, así como lugar predilecto para el festejo de títulos de clubes de fútbol.
Mitos y curiosidades porteñas
Tiempo de construcción récord: 31 días sin pausa, récord en la ciudad.
“Cripta secreta”: existe la leyenda de una cámara oculta en el interior de la base, pero nunca se ha hallado.
Orientación misteriosa: algunos porteños aseguran que su cara principal apunta al Río de la Plata, simbolizando un abrazo al río.
Rayos y relámpagos: por su altura, ha sufrido varios impactos de tormentas, pero nunca ha sufrido daños graves.
Restauraciones y cambios de imagen
En 1973 se realizó la primera limpieza mayor; en 2005 se repintó por completo para devolverle su color original. Nuevas intervenciones en 2016 reforzaron sus juntas y mejoraron el sistema de iluminación interior, garantizando su conservación y visibilidad nocturna.
Iluminación y eventos culturales
Hoy el Obelisco se ilumina con colores especiales para conmemorar fechas patrias, apoyar causas sociales o celebrar eventos deportivos. El sistema LED permite programar espectáculos de luz sincronizados con música, transformándolo en un escenario urbano.
Significado simbólico y actualidad
Más allá de su valor arquitectónico, el Obelisco representa el pulso de Buenos Aires: un punto de encuentro de distintas generaciones y motivos de orgullo ciudadano. Simboliza la capacidad porteña de reinventarse y de recordar sus raíces sin perder la mirada hacia el futuro.
Cómo visitarlo
El Obelisco no cuenta con acceso interno abierto al público, pero su entorno ofrece amplias veredas y miradores naturales. Es recomendable acercarse a pie por las avenidas 9 de Julio o Corrientes, aprovechar las terrazas de cafés cercanos y disfrutar de la vista urbanística que ofrecen sus cuatro caras.
Conclusión
Desde su vertical presencia en el skyline hasta las historias populares que lo rodean, el Obelisco sigue siendo el gran emblema de Buenos Aires. Testigo de momentos históricos y escenario de la vida cotidiana, continúa atrayendo a locales y turistas que buscan comprender la identidad de una ciudad en constante movimiento.
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